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No al sedentarismo: una tercera edad activa

Cuando alcanzamos la tercera edad nuestro cuerpo se debilita más rápido. Comienzan a presentarse ciertos malestares que afectan la movilidad y fortaleza muscular del cuerpo. Ante eso, el ejercicio físico es el mejor aliado. Los beneficios de mantenerse activo en la tercera edad son muchos y permitirán que vivas más feliz y saludable.

Durante la tercera edad, las elecciones que tuvimos durante la juventud pueden pasarnos la cuenta. Haber tenido una vida sedentaria o activa repercute en el cuerpo y la forma de vivir. Sin embargo, a pesar del trabajo, alimentación y modo de vida que tuvimos, aún estamos a tiempo de ser saludables. Para eso, la actividad física es lo más importante.

Sobre los 60 o 65 años de edad, hombres y mujeres comienzan a sentir ciertas limitaciones en su cuerpo. La primera de ellas es la falta de agilidad para moverse y pérdida del equilibrio. Esta es provocada por el desgaste y rigidez de las articulaciones que termina afectando a todo el cuerpo debido a la pérdida de masa muscular.

Ante esto, es común que los adultos mayores presentan diferentes cambios en el cuerpo, los que se observan en la forma de caminar y levantarse, las cuales suelen ser más lentas y dificultosas. Sin embargo, contrario a lo que muchos piensan, lo mejor para estos casos es realizar ejercicio y mantenerse activos físicamente. Para eso, debemos reconocer cómo se encuentra nuestro cuerpo y realizar lo más adecuado según nuestras dificultades y enfermedades.

Recuperar una vida sana

Si te sientes identificado con estas dolencias, entonces querrás saber cómo disminuirlas. Los beneficios de la actividad física en adultos mayores son numerosos. Pero es necesario hacerlo con responsabilidad y cuidado.

Antes de comenzar una rutina puedes consultar con tu médico de cabecera o un médico general, y preguntarle cuáles ejercicios son recomendados para ti y con cuánta frecuencia. Esto te permitirá reconocer cuando te estás sobreexigiendo y preparar tu cuerpo para rutinas específicas.

Una vez que sepas qué es lo más recomendado, te ayudará saber que tu cuerpo se verá favorecido de la siguiente forma:

  • Mejorará tu fuerza: esto te ayudará a ser independiente cuando quieras desplazarte o hacer actividades
  • Recuperarás el equilibrio: así podrás prevenir caídas y desplazarte con mayor agilidad. Esto te ayudará a reducir el riesgo de accidentes por tropezones
  • Aumentará tu energía: mejorará tu humor, disminuyendo los riesgos de sufrir depresión ya que te sentirás más optimista e independiente.
  • Prevendrás la aparición de nuevas enfermedades: si sufres de alguna enfermedad, el ejercicio te ayudará a no aumentar sus efectos en tu vida, además podrás prevenir cardiopatías, diabetes, osteoporosis y artritis, entre otros males
  • Retrasarás el envejecimiento del cerebro: al sentirse más sano y jovial podrás mejorar ciertas funciones cognitivas; así podrás prevenir el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer o demencia senil
  • Mejorará tu autoestima: la actividad física te permitirá mantener un peso adecuado, lo que te ayudará a fortalecer tu autoestima y prevenir la obesidad, el sedentarismo y posibles cuadros depresivos
  • Aumentarás tu resistencia: al realizar ejercicio mejorará notoriamente tu respiración y frecuencia cardiaca, lo que fortalecerá tu sistema circulatorio.

Actividades diarias

Si no tienes una rutina profesional de ejercicios, la puedes solicitar con tu médico a través del nutricionista o kinesiólogo. Para eso te recomendamos diariamente realizar alguno de los siguientes ejercicios, al menos durante treinta minutos:

  • Caminar o trotar suave
  • Desplazarse en bicicleta o ejercitarse en la bicicleta estática
  • Preferir subir por las escaleras
  • Cortar el pasto o pasar el rastrillo
  • Pasear el perro
  • Estacionar el auto lejos de su destino
  • Realizar ejercicios mientras ve televisión

Ejercicios monitoreados

Si consultaste con su médico y este aprobó una rutina de ejercicios, puedes probar realizando ejercicios de fuerza, equilibrio y flexibilidad. Para ello, se recomienda realizar al menos dos horas y media de ejercicio moderado por semana, es decir, de caminatas o actividades rutinarias. De lo contrario, se recomienda un máximo de una hora y 15 minutos de ejercicio enérgico por semana para evitar lesiones.

  • Ejercicios de fuerza: permiten fortalecer los músculos, estos pueden ser: levantamiento de pesas, ejercicios con bandas elásticas y flexiones de brazos o sentadillas suaves.
  • Ejercicios para el equilibrio: su función es prevenir las caídas; para estos se recomiendan actividades en el hogar como caminar poniendo un pie sobre el otro, pararse en un pie o hacer yoga
  • Ejercicios de flexibilidad: de gran utilidad para facilitar el movimiento; comprende actividades de estiramiento diarias, antes de levantarse y de dormir, o el yoga

Cuidados y prevención

Antes de aventurarse a realizar cualquier tipo de ejercicio se recomienda calentar cinco minutos. Esto puede hacerse con una caminata lenta o haciendo estiramientos y elongaciones. Ante dificultades en el ejercicio como dolor en el pecho, mareos, náuseas o problemas para respirar, es importante que consultes a un médico. Recuerda que puedes contar con los profesionales del Hospital del Trabajador ACHS. Agenda tu hora a través de nuestra nueva agenda en línea o llamándonos al 22 515 7777.

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