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Una buena alimentación según tu tipo de trabajo

¿Sabías que no todos los trabajos requieren de una misma alimentación? Esto, porque existen labores físicas y sedentarias. Para los primeros, un trabajador debe tener una dieta que entregue altas cantidades de energía para recuperar fuerzas, mientras que para los segundos se debe mantener una alimentación sana y saludable para evitar problemas de obesidad o salud.

Trabajo con mucha actividad física

Quienes trabajan realizando actividad física intensa, con gran consumo de energía, deben elegir una alimentación que les dé “combustible” para compensar el gasto extra que tienen. Por ello, las personas que tienen este tipo de labores deberían consumir los siguientes alimentos:

  • Agua.
  • Hidratos de carbono, para retardar la aparición de la fatiga y aumentar la resistencia muscular.
  • Proteínas, para inducir la producción de masa muscular.

Trabajo sedentario

Los trabajos de escritorio o de oficina conllevan al sedentarismo, que se ha convertido en uno de los principales factores de riesgo de enfermedades crónicas. Para esto, hay que consumir alimentos que entreguen todos los nutrientes necesarios para una persona normal, pero nunca comer en exceso.

Si vas a estar todo el día en la oficina, es recomendable que:

  • Privilegies una alimentación sana, consumiendo de manera variada hidratos de carbono complejos (panes, galletas, arroz integral) para evitar la acidez.
  • Come fruta y yogurt.
  • Prefiere comidas como ensaladas y verduras.
  • Bebe abundante líquido. Ten cuidado con el café, té y bebidas colas azucaradas, que también generan acidez.

Si en tu trabajo te toca salir a terreno, es preferible que:

  • Lleves contigo una barra de cereal integral, agua y un yogurt.
  • Si vas a almorzar rápidamente, elige sándwiches en pan integral o una ensalada liviana.
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